

Para llegar más lejos en su investigación, la doctora Giovannina Conchiglia y sus colegas contrataron actores para plantear situaciones en diferentes escenarios. En un bar, uno de los actores pidió a A.D. que le sirviera un cóctel y el paciente se vio empujado inconscientemente a ejercer el rol de camarero, asegurando que estaba contratado por dos semanas de prueba. Trasladado a la cocina del hospital, el paciente asumió, al cabo de 40 minutos, que era el jefe de cocina y que debía preparar menús especiales para pacientes diabéticos.

Generalmente, el paciente mantiene los roles hasta que le asalta una nueva situación. Sin embargo, no adoptó el papel de trabajador de lavandería cuando le trasladaron hasta uno de estos lugares; los expertos suponen que tal vez se deba a que su antigua profesión tenía muy poco que ver con este rol: era político (¡!).El problema de A.D., según los expertos, es una forma de desinhibición, pero se distingue de otros conocidos síndromes como el de “comportamiento de utilización” en el que los pacientes no pueden evitar coger y utilizar todos los objetos que encuentran a su alrededor. Además, su tendencia al cambio de roles se ve incrementada por los cuadros de amnesia y anosognosia que presenta.
“A.D. – concluyen los investigadores – parece haber perdido la capacidad de mantener su propia identidad de manera constante y se adapta excesivamente a las variaciones del contexto social. De esta forma altera su propia personalidad y trata de adoptar el rol que el entorno propone”.
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