La constelación de luces que veis en la imagen no ha sido fotografiada en una fría noche estrellada. Se trata del techo de la cueva de Waitomo, en Nueva Zelanda, una bóveda poblada por centenares de gusanos luminosos dispuestos a atrapar cualquier forma de vida que se mueva en su interior.
La Arachnocampa luminosa es un mosquito exclusivo de Nueva Zelanda, que pasa mayor parte de su vida en forma de larva, cazando en la más completa oscuridad. Para ello, el gusano ha desarrollado una ténica de caza similar a la de las arañas: teje pequeños hilos de seda que deja caer desde lo alto de la cueva como si se tratara de cañas de pescar. (Seguir leyendo) (English)
Una vez tendidos los hilos, la larva espera pacientemente y produce una fantasmal luz azulada en el extremo de su cola para atraer a las presas. Hipnotizados por esta misteriosa luz, todo mosquito o pequeño insecto que deambula por la cueva termina por caer en sus garras.
El singular espectáculo que produce la bioluminiscencia de estos gusanos termina por atraer también a cientos de turistas, que acuden a contemplar los techos estrellados de las cuevas.
La sofisticación de su ténica de caza ha llegado a tal extremo que, tal y como destaca Wikipedia, los gusanos que tienen hambre emiten mayor luz que los que acaban de comer. En lengua maorí, los nativos llamaban a estas criaturas titiwai, que significa "proyectado sobre el agua".
Gracias Sergio! :-) [via]
La Arachnocampa luminosa es un mosquito exclusivo de Nueva Zelanda, que pasa mayor parte de su vida en forma de larva, cazando en la más completa oscuridad. Para ello, el gusano ha desarrollado una ténica de caza similar a la de las arañas: teje pequeños hilos de seda que deja caer desde lo alto de la cueva como si se tratara de cañas de pescar. (Seguir leyendo) (English)
Una vez tendidos los hilos, la larva espera pacientemente y produce una fantasmal luz azulada en el extremo de su cola para atraer a las presas. Hipnotizados por esta misteriosa luz, todo mosquito o pequeño insecto que deambula por la cueva termina por caer en sus garras.
El singular espectáculo que produce la bioluminiscencia de estos gusanos termina por atraer también a cientos de turistas, que acuden a contemplar los techos estrellados de las cuevas.
La sofisticación de su ténica de caza ha llegado a tal extremo que, tal y como destaca Wikipedia, los gusanos que tienen hambre emiten mayor luz que los que acaban de comer. En lengua maorí, los nativos llamaban a estas criaturas titiwai, que significa "proyectado sobre el agua".
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