Entre 1918 y 1926 cinco millones de personas en todo el mundo se contagiaron de manera fulminante de una misteriosa enfermedad, identificada como “encefalitis letárgica”, que dejó a un tercio de los afectados postrados de por vida e incapacitados para moverse. Cuarenta años más tarde, aquellos vegetales humanos aún permanecían diseminados por hospitales de todo el mundo hasta que, en el verano de 1969, un joven médico de Nueva York creyó encontrar una solución.
El vídeo es tan bueno que sobran las palabras. Si eres de los que aún no conoces a Oliver Sacks, no sé a qué esperas para leerlo.
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