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Esta radiografía de un camaleón, realizada en el año 1896 por Josef Maria Eder y Eduard Valenta, forma parte de la exposición Brought to Light. Photography and the Invisible, 1840-1900 abierta al público en el MOMA de San Francisco. El creador de la muestra, Corey Keller, ha pasado cinco años de su vida recopilando docenas de radiografías tomadas en el siglo XIX y olvidadas en archivos y buhardillas. En aquellos años, el descubrimiento de los Rayos X levantaba auténticas pasiones, hasta el punto de que, como explica Alexis Madrigal en Wired, no había rico o famoso de la época que no se hiciera radiografiar alguna parte de su cuerpo para conservar un exótico souvenir. De hecho, entre las joyas de la muestra se encuentra una radiografía del brazo del zar Nicolás II, provisto de anillos ya abalorios varios. También se pueden ver la bota de un zapatero que hizo su propia máquina de Rayos X por diversión o la radiografía del feto de un delfín. Enlace: X-Ray Discovery Sparked 19th-Century DIY Craze (Wired)
Ésta que veis en la imagen es una de las dos tripulantes no humanas de la última misión del trasbordador espacial Endeavour (STS-126) a la Estación Espacial Internacional. Se trata de dos pequeñas arañas tejedoras, de la familia de las Araneidae, que permanecerán en el espacio durante los próximos tres meses y que han sido enviadas con propósitos científicos y educativos: para que los niños de todo el mundo puedan observar a través de Internet su comportamiento en condiciones de microgravedad, especialmente a la hora de construir sus telas. (Seguir leyendo)“Buena parte del comportamiento de las arañas, que se descuelgan de arriba abajo, está basado en la gravedad”, explica Stefanie Countryman, responsable de BioServe. “Al principio ha supuesto un fuerte impacto para ellas, pero enseguida se han acostumbrado a las nuevas condiciones y han comenzado a tejer entre las paredes en lugar de dejándose caer.”
Los investigadores esperan que estas dos “arañonautas” corran mejor suerte que sus dos predecesoras, Anita y Arabella, dos arañas que fueron enviadas a bordo del Skylab en 1973 y que murieron deshidratadas porque alguien se olvidó de llevarles agua y comida. En esta ocasión, las arañas (hembras las dos) disponen de una importante despensa de moscas de la fruta de la que irán dando cuenta a lo largo de estos tres meses.
Tal y como explica la propia NASA, estas dos arañas no son dos arañas cualesquiera. Ambas formaban parte de un grupo de 30 aspirantes que tuvieron que pasar un duro proceso de pruebas ‘semejante’ al que pasan los astronautas, incluidos algunos simulacros de lanzamiento.
Al final de la misión, y si todo sale bien, las dos arañas habrán dado la vuelta a la Tierra más de 1.300 veces y habrán recorrido cerca de 50 millones de kilómetros, en un viaje sin precedentes para una criatura de su especie.
La NASA también ha informado de que, afortunadamente, ninguno de los astronautas tiene miedo a las arañas.
Por cierto, que ésta nos la primera vez que las arañas participan en un lanzamiento del trasbordador espacial. En diciembre de 2007 una araña se paseó por las lentes de una de las cámaras de Houston dando lugar a todo tipo de bromas.
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Aquellos de vosotros que seáis aficionados a la astronomía habréis leído alguna vez sobre el Monte Olimpo, la mayor montaña de todo el sistema solar, un coloso de 27 kilómetros de altura situado sobre la superficie de Marte. Cuando uno lee que su altura es tres veces la del Everest, se hace una vaga idea de su tamaño, pero una comparación visual aclara mucho las cosas: Lo que véis en la imagen (de atrás hacia delante) es una comparación del Monte Olimpo con el Maxwell Montes de Venus y el monte Everest, en la Tierra. La diferencia es sencillamente descomunal. Pero las dimensiones del Olympus Mons no son solo escalofriantes en lo que respecta a la altura. Su base tiene un diámetro de 600 kilómetros, lo que equivale al área de un país como Ecuador. (Seguir leyendo) “Sus dimensiones son tales”, explica la Wikipedia, “que una persona que estuviese en la superficie marciana no sería capaz de ver la silueta del volcán, ni siquiera desde una distancia a la cual la curvatura del planeta empezara a ocultarla. El efecto por tanto sería el de estar contemplando una "pared", o bien confundir la misma con la línea del horizonte… Igualmente, si alguien se encontrara en la cima del volcán y mirase hacia abajo no podría ver el final, ya que la pendiente llegaría hasta el horizonte”.
Su volumen, tal y como asegura Carl Sagan en "Un punto azul pálido", es "equivalente a cien veces el volcán más grande de la Tierra, el Mauna Loa, de Hawai".
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Esta imagen del fotógrafo Alex S. MacClean nos muestra una perspectiva casi irreal de un intercambiador de raíles giratorio en Minneapolis, en EEUU. En ella vemos una serie de locomotoras dispuestas en forma radial en torno a una plataforma diseñada para redistribuir el tráfico en las distintas vías. El sistema funciona mediante un puente central que gira y conecta los dos extremos de las vías elegidos, para que la locomotora pueda seguir su camino. Este tipo de plataformas rotatorias nacieron con las primeras locomotoras de vapor, que sólo viajaban en un sentido y debían darse la vuelta al llegar al final del trayecto. Más tarde se utilizaron para organizar las cocheras de trenes, pero hacia la década de 1940 empezaron a entrar en desuso por la aparición de las modernas locomotoras. Hoy día aún se pueden contemplar algunas de estas pequeñas joyas de la ingeniería, la mayoría en museos de EEUU, donde sobrevivieron algún tiempo más debido a sistema de locomotoras unidireccionales. Vía: PrunedSi quieres, menéalo
Imagina el escenario de una catástrofe al que no pueden acceder ni los humanos ni los perros. Un edificio derrumbado bajo el que no podemos hacer llegar ninguno de nuestros equipos de rescate y para los que se requiere un trabajo coordinado y meticuloso. Imagina que en lugar de enviar un rescatador al uso enviáramos una docena de pequeños terminales capaces de ponerse de acuerdo y llevar a cabo la tarea de manera coordinada. (Seguir leyendo) Ésta es una de las muchas aplicaciones de la denominada robótica en enjambre, una rama de la Inteligencia Artificial en la que trabajan desde hace años algunos de los más prestigiosos expertos del mundo y que trata de copiar el comportamiento colectivo observado en las colmenas o en las colonias de hormigas. El siguiente vídeo, por ejemplo, grabado por el equipo del profesor Marco Dorigo, muestra el trabajo colaborativo de varios robots en enjambre que se preparan y coordinan para arrastrar un objeto pesado, en este caso una niña:
“Las hormigas son criaturas simples”, asegura el profesor Dorigo, “pero pueden realizar tareas difíciles”. “Pueden crear autopista para transportar su comida, organizar el cuidado de sus larvas o construir puentes vivientes para salvar obstáculos”. Y ése es precisamente el tipo de inteligencia que los diseñadores de robots están tratando de copiar de la naturaleza.
Los primeros modelos se centran en tareas sencillas. Si un robot se topa con un peso demasiado elevado, por ejemplo, reclama la presencia de otros que acuden en su ayuda y forman una cadena. Otros robots, mientras tanto, pueden centrarse en la formación de enlaces que refuercen la cadena o en la búsqueda de espacios hacia los que desplazarse. En este otro vídeo, también de www.swarm-bots.org, podéis ver a un grupo de tres mini-robots colaborando para subir una rampa:
De momento, estos prototipos son capaces de comunicarse, ensamblarse y coordinarse, unas características que los puede hacer imprescindibles en un futuro no muy lejano, y no sólo para posibles misiones de rescate, sino para tareas tan variadas como la construcción o la exploración planetaria.
Los que sepáis inglés, disfrutaréis en este interesante vídeo de algunas explicaciones más detalladas del profesor Dorigo y su equipo:
Ver también: Cuando los robots aprenden a mentir (Guía para Perplejos)
* Tenía pendiente este tema desde que escribí la entrada para Libro de Notas y no me he puesto las pilas hasta que he visto que Uniquedaily publicaba el vídeo.
Extra bonus: Mientras escribía la entrada descubro, vía Menéame, este vídeo de la BBC en el que se muestra cómo las hormigas construyen una balsa para sobrevivir a una riada. Esto no creo que lo podamos mejorar a corto plazo :-)
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En las profundidades del océano, nada es lo que parece. Aquí abajo, un confiado pez puede encontrarse con que otra criatura en apariencia más pequeña le estaba preparando una pequeña sorpresa. Como en una película de dibujos animados, el pez pelícano ( Eurypharynx pelecanoides) es capaz de abrir una gigantesca boca y engullir presas de mayor tamaño que él mismo. (Seguir leyendo) Pero el pez pelícano no es la única especie de este tipo. El Saccopharynx lavenbergi, que habita a unos 3.000 metros de profundidad en el océano Pacífico, y que puede alcanzar hasta los dos metros de longitud, es otro de esos seres capaces de dilatar su boca hasta extremos desproporcionados. Raras veces ha sido fotografiado:
El caso más espectacular se conoció hace unos meses, cuando unos pescadores capturaron un ejemplar de otra especie, el Chiasmodon Níger (Engullidor negro), cerca de las islas Caimán. El pez, de apenas 20 centímetros, aún albergaba en el interior de su estómago una presa de 86 centímetros, cuatro veces más grande que él.
Imagen: Engullidor negro con un pez escolar en su estómago (Daily Mail) El engullidor negro, que vive a unos 1.500 metros de profundidad en aguas tropicales, puede llegar a multiplicar por tres el tamaño de su estómago. En esta ocasión, como es obvio, la cena le resultó demasiado “indigesta”.
Ver también: La boca más grande del planeta (Fogonazos) / Si quieres, menéalo
La primera vez que vi esta escena yo también tuve la extraña sensación de que el tipo estaba mostrando el interior de una bodega de vinos. "Desde esta línea hasta aquí, hay cuatro pacientes de Alcor", explicaba el gerente de la empresa. "Y si me acompaña un momento, le enseñaré cómo están colocados". (Seguir leyendo)Las imágenes pertenecen al documental "Descongelar la muerte", emitido por Documentos TV en 2004, en el que se mostraba por primera vez al mundo las instalaciones de Alcor, la empresa estadounidense que se dedica a la conservación de personas en tanques de nitrógeno líquido con la esperanza de resucitarlas cuando la tecnología del futuro lo permita.
"Están metidos en estos recipientes especialmente creados para los pacientes", continuaba el gerente. "Por cierto, los colocamos con la cabeza hacia abajo. La razón es que si hubiera una fuga de gas o un corte eléctrico importante y el nivel del nitrógeno líquido bajara, los dedos de los pies serían la primera parte del cuerpo que quedaría expuesta, y la cabeza, que alberga el cerebro, sería la última.”
El documental, al que podéis acceder ahora en Youtube, explica de manera pormenorizada cómo funciona esta "Fundación para la extensión de la vida" y el mundillo que se mueve alrededor de ella. Para inscribirse, uno tiene la opción de conservar el cuerpo entero o únicamente la cabeza, lo que resulta un poco más económico aunque tiene el inconveniente de requerir un cuerpo ajeno.
Física de la Ciencia Ficción da muchos más detalles sobre la historia de la criogenización en un magnífico post, que es el que me ha vuelto a traer a la mente este documental. Si tenéis un poco de tiempo, os recomiendo echarle un vistazo porque abre muchas incógnitas y plantea algunos dilemas morales. ¿Desearíais despertar en un futuro lejano, lejos de vuestros seres queridos y sin tener ni idea de lo que ha pasado hasta entonces? Os invito a reflexionar sobre ello.
Enlaces: "Alcor: descongelar la muerte" (Youtube): 1, 2, 3, 4, 5 / "¿Sorbete de cerebro en el criorífico?" (Física de la Ciencia Ficción)
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